8 Oscars que no se entregaron nunca

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Evaristo Martínez, periodista y jefe de la sección de cultura de La Voz de Almería, colabora con Sleepydays en este artículo que no puedes dejar de leer si te gusta un poco (o mucho) el cine.

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La vida, a veces, no es justa. ¿Qué te vamos a contar? Y con el cine y con ese invento de los premios, pasa lo mismo. Menos mal que hay buena gente repartida por el mundo que reconoce la valía de obras olvidadas en esas noches de alfombra roja. Una de ellas es quien hoy se ha prestado a echarnos una mano. ¡Gracias!

Periodista y jefe de la sección de cultura de La Voz de Almería, Evaristo Martínez nos ha ayudado con este post especial para celebrar que el domingo, el cine más internacional se viste de largo para entregar sus estatuillas doradas con nombre de salchicha. Hay películas que bueno, que sí, que vale… Estarán nominadas, pero no se llevarán su merecido premio. 

Eso ha pasado siempre y alguien tenía que arreglarlo. Estos son los Ocho Oscars que no se dieron en su día. Evaristo Martínez entrega el galardón a los premiados hoy en Sleepydays, aunque ellos no los sepan.

¿La ilustración de la portada? Es obra de Skip Sterling.

¡Poneos guapos, que empieza! ;)

1. Desayuno con diamantes (1961)

Hay años en los que un palmarés de los Óscar es una lección pura de cine. Como la edición de 1962. West Side Story, El buscavidas, La dolce vita, Esplendor en la hierba, Uno, dos, tres… Y, por supuesto, la inolvidable Desayuno con diamantes. Cinco nominaciones consiguió la traslación al celuloide de la novela de Truman Capote; entre ellas, claro, guión adaptado –perdió frente a ¿Vencedores o vencidos?- y mejor actriz para Audrey Hepburn –ganó Sofía Loren por Dos mujeres-. Eso sí, Holly Golightly volvió a casa bajo la lluvia con su gato sin nombre y dos estatuillas: las de banda sonora y canción, reconocimiento al genio evocador de Henry Mancini. Cantad con nosotros: “Moon River, wider than a mile…”.

2. 2001: Una Odisea en el Espacio (1968)

Los simios, el monolito, HAL 9000, los silencios, la habitación de Bowman… Una obra maestra que aún hoy nos sigue dejando turulatos, así que imaginad hace casi cincuenta años. La Academia tuvo la deferencia de darle el Óscar a Stanley Kubrick por los alucinantes efectos especiales (tampoco se quebraron la cabeza: sólo había otra película nominada, la bélica Estación polar Cebra) y pare usted de contar. Nunca lo ganó como director, pese a estar nominado un total de cuatro ocasiones, pero en esta edición, donde triunfó el musical Oliver!, hubiera sido más que merecido. Y aún hay gente que se extraña de por qué este año se han olvidado de Interstellar

3. Easy Rider (1969)

Emblema de la contracultura, ‘road movie’ sobre dos ruedas, Easy Rider es una de esas películas con las que Hollywood, como el resto del mundo, comienza a mostrar que ha perdido la inocencia, además de sentar las bases del cine ‘indie’ (se rodó con 400.000 dólares y sólo en Estados Unidos recaudó más de 40 millones). Dennis Hopper, delante y detrás de la cámara y metiendo mano en el guión, le dio a Jack Nicholson la primera de sus doce nominaciones al Óscar, y el filme también aspiró al Óscar a mejor guión original. Si no ganó, no fue por conservadurismo de la Academia: fue un año donde triunfaron títulos ‘incómodos’ como Cowboy de medianoche y Danzad, danzad, malditos.

4. Apocalypse Now (1979)

Cuando Francis Ford Coppola se embarcó en su odisea sobre Vietnam, empresa que casi le cuesta la vida, ya tenía nada más y nada menos que cinco premios Óscar (por los guiones de Patton, El padrino y El padrino parte II, por la que también ganó los de mejor película y director). Apocalypse Now, su siguiente filme tras las dos entregas de los Corleone, aspiró a ocho estatuillas de las que ganó dos (sonido y fotografía, para Vittorio Storaro), pero se desfondó en las categorías mayores. El olor del Napalm por las mañanas, las valquirias y la locura de Kurtz chocaron contra el drama sereno de Kramer contra Kramer, la mejor película de aquel año.

5. E.T. El extraterrestre (1982)

Con esta obra maestra del cine familiar, Steven Spielberg marcó a toda una generación de espectadores, provocó ríos de lágrimas y llenó las salas de todo el mundo. La Academia le bendijo con nueve nominaciones aunque finalmente sólo logró cuatro premios (sonido, efectos especiales y de sonido y música). Fue el año del Gandhi de Richard Attenborough y Spielberg volvió a quedarse sin un galardón al que ya había optado por Encuentros en la tercera fase y En busca del arca perdida. Años después recibiría otro palo con El color púrpura (once nominaciones, ningún premio) hasta que se redimió con La lista de Schindler (siete óscars, incluyendo película y director) y con Salvad al soldado Ryan (cinco, y de nuevo mejor director). Eso sí, muchos seguimos soñando con volver a ver a Spielberg levantar al Tío Óscar por una de esas películas que eran celuloide de imaginación, sueño y espectáculo.

6. Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)

Quién le iba a decir a Pedro Almodóvar cuando rodó con cuatro duros Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón en los albores de los ochenta que al final de esa década de excesos y alegría sería candidato al Óscar. Mujeres al borde de un ataque de nervios fue su primer gran éxito internacional, una divertidísima película con lo mejor de su troupe (Carmen Maura, Antonio Banderas, María Barranco, Rossy de Palma…) que aunaba su sentido del humor y de la puesta en escena con el ritmo de una pura ‘screwball comedy’. Con varios premios internacionales bajo el brazo, el manchego llegaba a Los Ángeles con la vitola de ganador y seguro de hacerse con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. ‘Kitsch’ marca España que se dio de bruces con la solemnidad danesa de Pelle el conquistador. Años después, ¡Pedrooooooo! se resarciría tirando de santoral y lográndolo por Todo sobre mi madre.

7. Seven (1995)

Que a David Fincher la Academia de Hollywood le haya hecho un desplante tras la brillante y retorcida Perdida no es nada nuevo. Esta vez ni siquiera ha sido nominado como director, algo que sí consiguió con El curioso caso de Benjamin Button y La red social. Con Seven, este realizador de videoclips (el ‘Vogue’ de Madonna es suyo) era casi un recién llegado a la gran pantalla (antes había dirigido Alien 3) que se atrevió a redefinir el thriller contemporáneo, nos descubrió a un Brad Pitt con un potencial dramático que aún desconocíamos y comenzó a forjar la leyenda del gigante Kevin Spacey. Una triste nominación en la categoría de montaje (que no ganó) fue el deprimente bagaje para una de las grandes películas de los noventa. Tras aquel final, que uno nunca quiere –pero no puede evitar- ver, muchos pierden la cabeza cuando tienen que abrir un paquete de remitente desconocido.

8. Amelie (2001)

Con sus ojos enormes, su sonrisa interestelar, su dulzura derritecorazones y su singular modo de ver y vivir la vida, la pequeña Amélie recibió hasta cinco nominaciones al Óscar, incluyendo el de mejor película de habla no inglesa. Fue un año donde esta categoría estuvo especialmente reñida, con las estupendas El hijo de la novia, de Argentina, y En tierra de nadie, de Bosnia, en liza. Fue ésta la que al final se alzó con la estatuilla y nuestra heroína volvió a Francia con las manos totalmente vacías. No pasa nada: cada vez que vemos un gnomo de jardín, sonreímos por el fabuloso destino de Amélie Poulain. Y eso vale más que cualquier calvete dorado.

¿Tendremos que sumar alguna peli más a la lista este lunes? Esperemos que no… Aunque el cine, como todo arte (o casi), es tan difícil de hacer y tan subjetivo de valorar, que ningún premio (o casi) está mal dado.

 

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