Las ramas recicladas e ilustradas de Kimera y Yuichi

¡Qué bonita es la vida en el campo! Eso piensa Kimera, una diseñadora con sangre asiática pero residente enTarrytown (Nueva York). Ella había vivido toda la vida en el pueblo, hasta que decidió irse a estudiar a la gran ciudad. Después empezó a trabajar, pero también en una gran ciudad.

Cuando quiso darse cuenta, había pasado de vivir en el campo y corretear por su pueblo a estar horas y horas sentada delante de una pantalla rodeada de coches y edificios. Según cuenta ella misma, sintió que estaba actuando en contra de su propia naturaleza, y decidió romper con su pantalla y su ratón y dejarlos abandonados en Nueva York.

Kimera se hizo con un equipo de pinceles y se volvió al pueblo

Se hizo con un completo equipo de pinturas y pinceles y decidió volver al campo. Bueno, si no al campo del todo, sí a un pueblecito donde cada casa tiene un terrenito que dirían nuestras abuelas. Allí, junto a Yuichi, el hombre de su vida (lo llamamos así porque ciertamente no sabemos si será su pareja, su primo, su amigo o su hermano) empezó a crear estas cositas que hoy os traemos al blog.

Los dos buscan cada día las ramas caídas de los árboles de su casa o de las casas de sus vecinos. Las cortan y, en esos trozos, Kimera pinta cada día las escenas que le viene a la cabeza. Todas, claro está, muy ambientadas en la naturaleza, en lo orgánico. Hay que verlas en las manos de su autora, pues algunas son verdaderas ilustraciones en miniatura.

Sin duda, una manera diferente de hacer y vender arte (puedes comprar sus piezas en Etsy). A veces volver al pueblo puede ser una buena idea.