Las 8 leyes de la simplicidad de John Maeda aplicadas a la infografía (Parte 2)

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John Maeda es el gurú de algo tan importante y esencial en el Diseño Gráfico como es la simplicidad. Para ayudarte en esta ardua tarea de hacer que las cosas parezcan más fáciles y ordenadas, te las desgranamos en dos posts imprescindibles. Esta es la segunda entrega.

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Seguimos con el repaso a las leyes de la simplicidad de John Maeda. Porque, aunque con la primera parte de este post ya habrás llegado a un nivel de simplicidad tal que creas que no puedes hacer más sencillo eso que te planteaste… Te equivocas.

No lo decimos nosotros, lo dice John Maeda, que tiene un libro muy bien pintado del que ya te hablamos en el post anterior en el que hay 10 leyes. Así que cómo ya tienes ahí toda la información sobre quién es él y qué hace este ingeniero informático del MIT, vamos sin más al grano.

5ª Ley de la simplicidad: Diferencia

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Hay un dicho popular que cuenta que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Algo así pasa con la simplicidad. No podemos valorar la simplicidad de algo si no hay nada complejo al rededor con lo que comprarla.

John Maeda, como ya te contamos, aplica estas cosas al mercado tecnológico, por eso dice que la simplicidad de tu producto debe contrastar con la complejidad del resto. Pero también dice que ese equilibrio complejidad/simplicidad debe estar en el producto en sí, y eso sí que es aplicable a nuestra infografía.

«La simplicidad y la complejidad se necesitan entre sí»

¿Cómo se hace? Dice Maeda que lo importante es el ritmo. Tanto es así que hasta escribe cancioncillas en su libro del tipo «Complejidad, simplicidad, simplicidad. Complejidad, simplicidad, simplicidad. Complejidad, simplicidad, simplicidad.» ¿Notas el ritmo? Pues eso tenemos que hacer con nuestra infografía.

Dentro de esos datos, gráficas y métricas que hemos conseguido simplificar haciendo uso de las otras leyes, habrá cosas que nos hayan quedado mucho más sencillitas que otras. Así que lo que tenemos que hacer es alternar, sin perder el ritmo, los datos más complejos con los más simples. Esto, además de dar más consistencia al total de nuestra infografía, hará al lector menos aburrida la lectura poniéndolo «un poco» a prueba cada cierto tiempo.

6ª Ley de la simplicidad: Contexto

 

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Este es uno de los capítulos más complicados del libro, porque el mundo que nos rodea suele ser bastante complejo. Sin embargo sacamos una idea básica en claro. Lo primero es que el ambiente en el que plasmamos nuestro diseño es importante. No es lo mismo exponer un cartel en una sala, enmarcado y bien iluminado, que verlo en una pared rodeado de otros diseños.

Cuenta Maeda una experiencia interesante. Dice que fue a comer a casa de un amigo suyo diseñador donde todas las paredes eran blancas y todos los muebles eran blancos. Sobre un plato también blanco le sirvió unas piezas de sushi. La cosa es que, dentro de ese contexto tan blanco, el rojo del atún, el rosa del salmón, la caballa plateada y la hojita verde que remataba el conjunto se veían de una manera diferente a como se hubiera visto en cualquier otro contexto.

«Lo que se encuentra en el límite de la simplicidad también es relevante»

Tenemos claro dónde estará inserta nuestra infografía cuando recibimos el briefing, pero… ¿Dónde estará la persona que en un momento concreto va a leerla? Puede que esté en una sala de espera, en el tren, tomando algo en una cafetería o incluso en el baño. No podemos controlar el contexto en el que se leerá nuestro diseño, pero si que podemos controlar el contexto en el que situamos los datos. El color de fondo, si hay en él algún degradado, alguna forma, algún patrón…

Además, lo que también podemos controlar es ese primer dato que recibimos con el briefing. ¿Nuestra infografía va en un periódico? ¿Va en una revista? ¿Cuál es el estilo y el tono de la revista? ¿Es para un dossier corporativo? ¿Qué personalidad tiene esa marca? ¿Cómo es su comunicación? Haciéndonos estas preguntas, también tendremos medianamente claro quien será nuestro público objetivo lo que, en cierta manera, puede darnos pistas de en qué tipo de contexto se leerá el diseño.

¿Qué tiene que ver esto con la simplicidad? Pues que más simple lo percibimos todo cuanto más situados estamos. Nos sentimos más cómodos sabiendo dónde estamos. No obstante, el hecho de no apartarnos de nuestra calle y nuestro barrio puede aburrirnos soberanamente. Aunque nos adecuemos al medio para el que estemos diseñando haciendo que el lector se sienta situado, siempre tiene que haber espacio para una pequeña sorpresa. Siempre es bueno ir un día a comer al campo. Como dice Maeda, hay que estar cómodamente perdido.

7ª Ley de la simplicidad: Emoción

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Dice Maeda que uno de los problemas de la simplicidad es que, además de ser económica, lo parece. Esta conclusión la saca de su madre, que es más amiga de la pedrerías y las flores que del minimalismo. La simplicidad llevada al máximo puede dar la sensación de desnudez, de que ese trabajo tiene menos valor que algo que necesita un laborioso proceso de creación.

Puede que, como dice él, la madre de Maeda no sea precisamente el público objetivo de nuestra infografía, pero no hay que olvidar que un exceso de simplicidad (simplicidad en el conjunto, simplicidad en los elementos gráficos, simplicidad en el uso del texto…) puede hacer que nuestro diseño se perciba como algo frío y desnudo de emociones.

«Es preferible que haya más emociones a que haya menos»

¿Que esto contradice las demás leyes? Puede ser. Pero es que, como ya hemos dicho, ha de haber un equilibrio. Una vez hemos alcanzado el mayor grado de simplicidad posible en nuestro planteamiento, a veces es bueno retroceder unos pasos atrás para que nuestro trabajo no carezca del todo de sentimientos ni de personalidad.

Si redujéramos todo a la máxima simplicidad, nuestra infografía sólo tendría formas geométricas y el color se reduciría al blanco y al negro, cuando unas formas un poco más complejas pero bien pensadas o una paleta de color bien elegida puede evocar, hacer sentir, emocionar.

8ª Ley de la simplicidad: Confianza

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Maeda habla de la confianza como un punto importante a la hora de afrontar un proyecto, pero esa confianza tiene dos vías: la confianza del diseñador y la confianza del lector.

De lo primero que nos habla nuestro gurú es del «deshacer» en la nueva era. Dicen algunos que el botón «deshacer» ha hecho que los diseñadores sean más creativos porque no tienen tanto miedo a correr riesgos. Otros, en cambio, opinan que el «deshacer» ha hecho gente menos creativa, pues los nuevos diseñadores no trabajan tanto las ideas, sino que trabajan por ensayo y error y a veces llegan a la solución por casualidad. Sea como fuere, para bien o para mal, tenemos ese botón de deshacer, así que no debemos tener miedo a dar un paso más en la simplificación de nuestro trabajo, ya que siempre tenemos la opción del «deshacer», de volver atrás.

«Confíamos en la simplicidad»

Por otro lado, la confianza del lector se basa en la premisa de la frase que acabas de leer justo aquí arriba. Uno confía más lo en lo simple que en lo complejo. Puede que tengamos más confianza en que no se caerá un bloque de pisos cuadrado lleno de ladrillos y vigas, que un complejo edificio de diseño modernista. Confiamos más en el jefe que nos dice «el mes que viene te subo el sueldo», que en el que nos cuenta que «en el plazo de 30 días notarás como tu remuneración se verá incrementada en un porcentaje equivalente al de la subida del IPC del presente año fiscal».

Pasa lo mismo con los políticos que dan rodeos y los que dicen las cosas claras, puede que lo que dicen sea igual de mentira… Pero siempre nos da más confianza lo que está claro que lo que no. Así que debemos intentar que los datos de nuestra infografía (además de ser reales y fiables) estén contados de forma sencilla y concisa, sin rodeos innecesarios. Eliminando lo superfluo y dando importancia a lo esencial. Nuestra infografía tiene que ser un espacio para que el lector se informe, pero también para que se relaje sabiendo que ahí va a estar todo claro y nadie le va a estar dando gato por liebre.

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Hay dos leyes más, la que dice que no es posible simplificarlo todo y una última que es, más bien, un resumen de todo que reza así: La simplicidad consiste en sustraer lo que es obvio y añadir lo específico.

Descubre las demás leyes de la simplicidad en la Parte 1 de este post.

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