Érase una vez Chuck Close

¿Fotografía o pintura? Las dos. Hablamos de Chuck Close y hablamos del fotorrealismo.

Te hemos presentado a Chip Kidd, Bárbara Kruger, Pati Núñez, Alejandro Magallanes y a mogollón de artistas más. Nos apasiona la gente creativa, no lo podemos evitar. No bajamos el listón y seguimos trayéndote lo mejor de cada casa.

Echa un ratillo con nosotros si quieres conocer a un hombre que es tan grande como sus retratos. Obsesión por las caras de un artista incapaz de reconocerlas.

Chuck Close

Una leyenda viva del arte americano que nació como Charles Thomas Close en 1940 y que tuvo sus flirteos con el expresionismo abstracto antes de encontrar su gran amor, el hiperrealismo.

Parece broma pero este obsesionado de los retratos padece prosopagnosia, un trastorno cognitivo visual que le hace incapaz de reconocer caras.  ¿Será por eso que trabaja casi exclusivamente creando retratos? Los primeros que hizo fueron los de las caras de sus mejores amigos.

«La pintura es la evidencia congelada de una puesta en escena»

Sus obras son tan realistas que a veces es imposible distinguirlas de las fotografías en las que se basan.

Retratos en formatos casi tan grandes como su talento. Su obra Gran Autorretrato fue el primero que realizó así y tardó más de 4 meses en terminarla. Se trata de su cara en blanco y negro en un tamaño de 2,73 m por 2.12 m.

Lleva desde 1977 exponiendo sus pinturas en el Pace Gallery y una de sus obras, John (1971-1972), llegó a venderse por casi 5 millones de dólares en 2005… ¡calderilla!

El fotorrealismo de Chuck Close

Las obras de Chuck pasan del hiperrealismo al fotorrealismo ya que todas están basadas en fotografías.

Su forma de pintar es mecánica e impersonal. Bien sea en blanco y negro o mezclando los tres colores primarios por medio de una superposición de capas, sus obras son prácticamente copias a gran escala de las fotografías que utiliza.

Para crear estas fotos tomadas con pincel, Close usa una cuadrícula hecha con una malla sobre la foto y otra sobre el lienzo y va copiando y pintando celda a celda o pixel a pixel, como ya hacía un siglo antes Georges Seurat. Pulverizadores, retazos de tela, cuchillas y hasta una goma de borrar montada sobre un taladro, usaba este artista para sus obras.

«Tengo una naturaleza optimista, mi vaso está medio lleno»

Más tarde empieza a experimentar y nos enseña la malla con la que trabaja en sus obras. Son pinturas que engañan y que ya no forman una sola imagen cuando las ves de cerca.

Todo un ejemplo de talento y resilencia. Después de una enfermedad que le dejó en silla de ruedas en 1988, siguió pintando con un pincel entre los dientes y ahora pinta con una brocha atada a su mano.

¿Qué te ha parecido? Nosotros no sabemos si nos ha dado más ganas de sacar la cámara o los pinceles.