8 disfraces de Halloween para diseñadores
Hay muchas posibilidades cuando te pones a buscar un atuendo propio para Halloween: bruja, zombie, momia, muerte… Pero los diseñadores gráficos tienen otros terrores nocturnos (y diurnos) que son mucho más aterradores.
¡¡Qué susto!! Ya se acaba octubre y eso quiere decir que, además de que ya falta menos para que acabe otro año, ya están aquí el Día de los Difuntos y el de Todos los Santos. Atrás queda eso de ver Don Juan Tenorio, comer huesos de santo y buñuelos (bueno, todo lo que sea comer cosas ricas deberíamos conservarlo por mucho que la OMS se empeñe en lo contrario). La cosa es que el mundo se globaliza y decidimos convertir (o conjugar) el Día de los Difuntos con la noche de Halloween y… ¿Qué se hace en Halloween? Comer muchas chuches, ver buenas pelis de miedo, y disfrazarse de bruja, de vampiro o de zombie.
Además de tenerle miedo a lo que teme todo el mundo, los diseñadores tienen sus propios terrores nocturnos (y diurnos)
¿Que por qué hay que disfrazarse de esas cosas tan desagradables? Porque son cosas que dan miedo. Claro que no todos tenemos los mismos temores. Hay quien tiene fobia a los monstruos que salen de debajo de la cama, a la oscuridad o a Belén Esteban.
Después están los diseñadores. Los diseñadores son seres que hacen cosas raras, pero que además de temer a las típicas cosas que teme todo el mundo, sienten auténtico pánico ante ciertos dramas que se les plantean día a día en su dura vida de diseñador.
Por eso nos vamos a montar un Halloween alternativo y exclusivo para nosotros, los diseñadores. Vamos a dejarnos de brujas y calabazas, que eso es para el resto de mortales, y vamos a disfrazarnos de cosas que dan miedo de verdad. Aquí tienes ocho disfraces de Halloween horrorosamente terroríficos para diseñadores gráficos, ilustradores y gente de bien.
1. De demoniaca Comic Sans
Un clásico aterrador del «diseño». Tanto como la niña del exorcista para la gente normal. Para hacer tu propio disfraz de Comic Sans, sólo tienes que hacerte con dos buenos trozos de goma espuma, recórtalos con la forma de esa «C» que tanto nos hace sufrir, en uno de ellos deja espacio para que te asome la cara y cóselos el uno al otro dejando un hueco para meter la cabeza. ¡Triunfarás con esta posesión demoniaca que además, inevitablemente, dará pie a chistes fálicos y malsonantes para que triunfes en la fiesta!
Precio estimado del disfraz: 1.270 rupias indonesias.
2. De aterrador pantallazo azul de Windows
Windows ya es, de por sí, algo que hace temblar a ciertos diseñadores. Pero puedes hacer tu disfraz mucho más aterrador añadiéndole un detalle de calidad: el pantallazo azul, un clásico que nunca pasa de moda. Puedes abaratar costes construyendo tu propio monitor de tubo con cartón, pero ya que te pones, haz las cosas como Dios manda. Para hacerte tu disfraz de pantallazo píllate un monitor antiguo por Wallapop o segundamano.es, vacíalo como si de un pavo a rellenar en Navidad se tratase, hazte un bonito pantallazo azul con cartulina y… ¡Ya estás listo para dar unos buenos sustos! Puedes hacer más completo tu atuendo con un buen mazo con el que destruir tu monitor, eso sí, cómpralo de espuma o algún material blandito. Mejor que mañana te duela la cabeza por haber bebido garrafón, que por un diseñador al que hayas asustado demasiado.
Precio estimado del disfraz: 72 reales de vellón.
3. De malvado inspector de Adobe
¡Qué caros han sido siempre los programitas que nos permiten ganarnos la vida! Por eso, entre tú y yo, seguro que en algún momento de tu existencia has tenido instalado en tu ordenador una versión «no autorizada» de Photoshop o Illustrator. Todo el mundo dice en voz alta «Bah, no pasa nada», pero seguro que, al menos por un micro-segundo, ha pasado por tu mente la posibilidad de que te pillen. Ese instante de escalofrío por la espalda y de culillo apretao puede convertirse en un perfecto disfraz de Halloween. Sólo te hace falta un traje (pero de los caros de El Corte Inglés), unos zapatos bien abrillantados, pelo engominado y tu certificado de inspector autorizado de Adobe. Si pegas de esa guisa a la puerta de algunos de tus compañeros diseñadores, seguro que a más de uno se le ponen los pelos de punta.
Precio estimado del disfraz: 9.999 céntimos de euro alemán.
4. De espeluznante fallo de registro
Igual que cuando una puerta se abre despacio y chirriante, la excitación te invade cuando estás a punto de ver el resultado de tu trabajo salido de imprenta. Coges tu obra entre las manos y… ¡¡¡¡Horror!!!!! Las planchas han jugado una mala pasada a la impresión y el temido fallo de registro se manifiesta en el papel cual terrorífico ser de ultratumba. Este disfraz es uno de los más molones, porque necesitas a tres amigos para poder apañártelo. Basta con que os pongáis respectivas camisetas cian, magenta, amarilla y negra, y andéis toda la noche como si fuerais en una conga hortera pero perfectamente sincronizada. De vez en cuando, basta con que alguno se salga de la fila a lo Rebelde Way, para sembrar el pánico entre los asistentes a la fiesta.
Precio estimado del disfraz: 41.303 florines antillanos.
5. De horripilante cliente gañán
Sin duda, uno de los disfraces estrella de esta noche de terror. No hay nada que de más miedo que un cliente gañán en lo que a diseño se refiere pero, eso sí, muy exigente en cuanto a lo que él considera importante. Los elementos imprescindibles para hacerte con un disfraz terriblemente aterrador de cliente gañán son tres: una boina de señor octogenario de pueblo de menos de 500 habitantes, una careta con la cara más gañana que seas capaz de imaginar y dibujar (con su elastiquillo y sus agujeros para ver muy junticos – temdrás que abrir un hueco en los dientes para poder ver tú, al no ser que tengas los ojos de Sarah Jessica Parker) y, por último y no menos importante, unos cuantos bocadillos con palito del Tyger (estamos perdiendo dinero con esta publicidad no retribuida) en los que deberás escribir psicofonías propias de estos seres del averno. ¡Definitivamente perfecto!
Precio estimado del disfraz: 4,13 wones norcoreanos.
6. De pavoroso empleado de copistería
Hay pocas cosas que den más miedo que, por mor del destino, acabar acudiendo a imprimir tu trabajo a una reprografía-copistería. Trabajadores que hablan un idioma diferente al tuyo, que no saben imprimir tus archivos como tú los quieres y que parece que asienten a todo sin prestarte demasiada atención. Para convertirte en un perfecto empleado de copistería e ir sembrando el pánico entre los diseñadores de la fiesta, sólo necesitas una chapa con tu nombre y un mostrador construido en algún material ligero que puedas llevar de un lado a otro para no dejar a nadie desatendido. Ve pidiendo pen-drives a diestro y siniestro y abriendo archivos a lo loco sin ningún criterio… ¡La gente intentará huir! Estás advertido.
Precio estimado del disfraz: 34 dólares canadienses.
7. De estremecedor medio limón de nevera a fin de mes
¡Ya está bien de disfrazarse de emo gótico y de novia cadáver! No hay nada más deprimente y tétrico que un limón reseco, al borde de la putrefacción y solitario en una nevera de diseñador gráfico. Cuando se van a aproximando los últimos días del mes, se va acabando el dinero y no va entrando ese que aún te debe tu último cliente gañán, el temor va invadiendo tu cuerpo y tienes que tragar saliva para intentar relajarte e impedir que el pánico se apodere de ti. Hazte con una pelota grandota (como la que usa tu madre para ir a pilates) córtala por la mitad y haz agujeros para sacar tu cabeza y tus extremidades. Tapa el frontal de tu media bola con un trozo de espuma redonda (da igual si es amarilla o verde), mucho mejor si esta procede del asiento de el un sofá que repose en algún bidón de basura o vertedero. ¡El olor te dará el toque que necesitas para petarlo esa noche!
Precio estimado del disfraz: 2.000 peniques gibraltareños.
8. De terrible calco interactivo
Hay cosas que no se pueden tocar cuando eres un diseñador de los de verdad. Si en Harry Potter Voldemort no podía ser nombrado, en las casas decentes de diseñadores decentes hay un botón que no puede ser apretado (no al menos en circunstancias normales), el de calco interactivo. Si conjugas el miedo que da el calco con algo tan terrorífico como el rostro de la estrella de las tardes de la cadena number five sin gafas y riendo a mandíbula batiente. Coge la foto que más te guste de Jorge Javier (hay gran variedad para elegir), métela en Illustrator y aprieta el botón de la horrorosa herramienta de «calco de imagen» sin ningún tipo de criterio, imprime resultado con un tamaño rollo «mirla tocha», recórtalo y haz un par de agujerillos para los ojos, por último, ponle un palito para poder plantártela y quitártela de manera rápida y hacerle el cucutrás a los asistentes a la fiesta. ¡Los gritos no se harán esperar!
Precio estimado del disfraz: 25 pesetillas con la cara de Franco, que esto si que acojona.
¡No dirás que no tienes ideas para dar miedo de verdad en Halloween! Y encima con precios más que asequibles, que está la cosa muy mala… Temas a lo que temas, te disfraces o no, disfruta de esta noche y de todas. Por que si es imposible olvidarse de los horrores del diseño, vamos al menos a reírnos un poco.
¡Halloween por muy guiri que sea también tiene sus cosillas buenas! ¿O no?