8 razones para perder el miedo a ser diseñador freelance
Te habrán dicho muchas veces que te saques una plaza de funcionario, que así vivirás tranquilo. ¿Y si lo que quieres es vivir de lo que te gusta? Si no encuentras trabajo o el que tienes no te gusta, piénsalo. Autoempléate, sé freelance. No es para tanto, o sí.
Lo sabemos. Eso de ser autónomo (freelance) asusta y mucho. Sabemos que tus padres quieren que encuentres un trabajo fijo, o mejor, que saques tu placita de funcionario para vivir tranquilo. Pero puede que las posibilidades que ofrece el funcionariado no cubran tus expectativas laborales.
¿Y lo del trabajo fijo? No hay nada fijo, no hay nada seguro, un despido, por regla general, es muy barato, al menos en nuestro gremio. Así que es guay irse de cañas porque te han hecho fijo, pero que eso es una excusa, muy agradable, para irse de cervezas con los amigos.
Además, pensemos un momento como un empresario, uno pequeño, no como Amancio Ortega o el Sr. Roig, que también les pasa esto, pero a gran escala. Hagamos una cuenta fácil: si mañana tu jefe te paga x cientos euros o x miles, en el mejor de los casos, tu criticado jefe, tiene que pagarle a las arcas del estado un dineraco, dependiendo de si tienes una edad u otra, si vienes del desempleo o no, si eres alto o bajo (exageración), en torno al 30% chispazo arriba, chispa abajo. ¡Poca broma!
Nosotros somos unos defensores a ultranza del auto empleo, y creemos a todo poder (como Iniesta) que el futuro es que te busques la vida tú. Ya que, en ese futuro, o en este presente, son muchas las empresas que a duras penas pueden sostener empleados fijos, y buscan y contratan los servicios de profesionales que son autónomos. De un freelance como tú, como nosotros.
Aquí muchos empezaran a rasgarse las vestiduras, y a echarle la culpa a unos y otros, pero la realidad es que en nuestra profesión los dos modelos de trabajador que más proliferan son, o el trabajador que echa 10 horas por un sueldo ínfimo o el freelance que echa quince y tampoco cobra mucho más, pero hay una diferencia, las posibilidades de crecimiento son casi infinitas, y tu diriges el barco de tu ruina o felicidad.
¿Cómo te suena? Bueno, da igual. Te suene bien o mal, el mundo que nos ha tocado vivir es este y tu estás en él. Así que, para cuando estés entre dos aguas y no tengas muy claro que hacer, aquí tienes ocho razones por las que debes perderle el miedo a ser freelance.
1. Eres tu único dueño y señor
Una de las mayores ventajas de ser freelance es que tu jefe eres tú.
Obviamente tienes responsabilidades con tus clientes. Ser tu propio jefe no significa que vayas a trabajar sólo cuando te apetezca. Más bien todo lo contrario. Piensa que para pagar tu cuota de autónomo, tus impuestos y lo que viene siendo lo de comer y vivir bajo un techo, necesitas ganar dinero. Y para ganar dinero necesitas trabajar (trabajar, mucho, mucho y mucho).
Pero lo que si es cierto es que tú administras tus tiempos y tus tareas, tus días de descanso y tus vacaciones. Esto, aunque parezca que no, es un gran punto a favor. Y es que puede que de 8 a 3 no te cunda. Puede que seas más productivo de noche que de día. Puede que prefieras quedarte en casa trabajando los domingos porque no se te ocurre nada mejor que hacer y tener libre el lunes con todo abierto para salir a hacer tus compras y tranquilamente. Puede que prefieras tener una semana libre cada tres meses a tener un mes completo de vacaciones una vez al año.
Cada persona es un mundo y, si eres freelance, tu jefe y la empresa se adaptarán a tus necesidades. Tú decides siempre. Piensa que eso, en el futuro (o en el presente) también será un punto muy positivo a la hora de poder conciliar tu vida laboral con la familiar (otro día hablamos de la risa de la conciliación).
Como diría el tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Esta libertad de horarios necesita también disciplina y de mucha responsabilidad para organizar tu tiempo de manera eficiente y alcanzar los objetivos que te marques.
Elige como quieres organizarte, pero se fiel a lo que elijas, al menos de año en año.
2. Decides cómo quieres que sea tu negocio
Cuando trabajas para una empresa formas parte de un todo y tienes que actuar bajo su manera de ver y hacer las cosas. Puede que en el fondo pienses «esto sería mejor llevarlo de otra manera», puede que incluso lo propongas a quien corresponda… Pero al final la empresa decide y tú acatas esa decisión.
Sin embargo, cuando eres el dueño de tu propia empresa, las cosas pueden hacerse como tú quieres. Puedes poner en práctica tus ideas y tus proyectos y comprobar si funcionan o no. Puedes decidir arriesgarte con algo que te apetezca mucho. Puedes cambiar el rumbo cuando lo creas necesario o cuando lo necesites porque el timón está en tus manos y aunque en los inicios te parezca imposible eso de rechazar un trabajo, incluso puedes decidir si quieres trabajar o no con un cliente.
Esta es una de las mayores ventajas. El hecho de trabajar por algo en lo que realmente crees y en lo que puedes desarrollar las capacidades que sabes que tienes, hace del trabajo algo realmente satisfactorio. Lo de levantarse cada día se afronta de otra manera.
3. Tejes tu propia red de contactos y colaboradores
El hecho de que tu empresa la conformes tú contigo mismo, no quiere decir que tengas que afrontarlo todo en soledad. Tampoco que tengas que rechazar un trabajo porque te piden algo que no sabes hacer o porque es imposible llegar a todo. Hay un montón de freelances como tú repartidos por el mundo. Igual alguno de ellos tiene el mes un poco más flojo y le interesa trabajar contigo. O quizá otro sea un hacha en eso en lo que tú no te ves tan suelto.
Ser freelance te permite trabajar en equipo con otros profesionales. Y, lo mejor, con otros profesionales con los que a ti te apetezca trabajar y sepas que funcionas bien. Ya no tendrás que coordinarte con esos compañeros de oficina que quizá son buenos profesionales, pero también puede que sean los primos pedorros del jefe. Ahora, tu decides a quien llamas para que colabore contigo, y esos mismos profesionales, es probable, si todo va bien, que te llamen para que colabores con ellos en proyectos futuros.
Poco a poco, irás tejiendo tu propia red de contactos y colaboradores. La red que, además, hará que te lleguen nuevos trabajos. ¿No está mal, no?
4. Pones precio a tu trabajo
Con esto no sólo te hablamos de recuperar cierta dignidad y cobrar tu trabajo por lo que crees que vale. Eso es algo positivo, está claro. Pero lo mejor de esta ventaja es que pones precio a cada uno de tus trabajos.
Cuando trabajas para una empresa, todos los meses cobrarás X euros. Da igual si ha sido un mes llevadero o si ha sido un mes mierder porque te ha tocado lidiar con gente mierder. ¡Eso se acabó!
Tú sabes que cada trabajo es diferente y ahora puedes mostrarte flexible ante eso. Quizá no te importe cobrar un poco menos por un trabajo que te apetece mucho hacer para un cliente que sabes que te deja trabajar. Y, por el contrario, puedes decidir cobrar más a un cliente que sabes que te va a estar dando más quebraderos de cabeza de la cuenta, para que así realmente te compense el trabajo.
Tu decides qué trabajos haces y a que precio. Esta parte tiene también su lado negativo, y es eso de hacer presupuestos y negociar con los dineros, y sobre todo poner precio a tu trabajo, deberían dar clases de eso en alguna escuela. Pero, como siempre, lo positivo gana.
5. Todo lo que ganas (o casi) es para ti
Ya. Ya sabemos que a los autónomos nos fríen a impuestos, a tasas y a todo lo que puedan inventarse. Pero cuando restas todas esas puñaladas de la administración y las compañías de teléfono, electricidad y demás… Todo, todo, todo lo que queda, todo, es para ti. ¿Qué no te ha quedado nada? Pues puede ser. ¿Qué prefieres lo de las 12 horas por 700 euros en la empresa donde te putean? Pues no sigas leyendo este post, porque definitivamente, ser autónomo es un acto de fe.
Si trabajas para una empresa, hay veces que sabes que con tu trabajo se han calzado tanto, y que tú, con suerte, te vas a llevar en sueldo el 20% de esa cifra. Es cuestión de matemáticas. La empresa busca tener beneficios. Si contratan personas, es porque esas personas les hacen ganar más dinero del que les pagan. Las empresas que no hacen esto, suelen cerrar. No son sostenibles.
Además, el hecho de que de igual ocho que ochenta y vayas a cobrar lo mismo hagas lo que hagas, unido a la rutina, puede hacer bajar tanto tu rendimiento como tus ganas de hacer cosas y de hacerlas bien. Y eso no es sólo malo para la empresa, es también malo para ti. Dejas de auto exigirte y de ser competitivo.
A partir de ahora, como freelance que eres, sabes que cada trazo que dibujes, cada letra que escribas, cada cosa que hagas, se traduce en dinero que estás ganando para ti. Para tus gastos y para tus gustos. Esa es otra de esas cosas que hace que te levantes cada mañana con otro cuerpo y trabajes con más entusiasmo e ilusión.
6. Hay mucha gente que quiere llevarte el papeleo
Una de las cosas que más asustan cuando se decide ser autónomo es todo el tema de la burocracia. Está claro que si cometes un error, hacienda va a aprovecharlo para sacarte hasta el higadillo, hacienda es muy de multar autónomos, les va el rollo abusón. Y está claro también que son muchas cosas las que hay que llevar para adelante y es imposible hacerlo si quieres centrarte en tu trabajo.
Hacienda es muy de multar autónomos, les va el rollo abusón.
Pero no te asustes, porque para eso están los asesores. La oferta es amplia y variada, tanto como las minutas que pueden cobrarte por hacerte el trabajo. «¿Añadir otro gasto más? ¿Mejor cojo al más barato, no?» Bueno, no es nuestro consejo. Como ya te hemos dicho, cualquier error con la administración trae de regalito una multa con, al menos, un par de cericos a la derecha. Por eso, a la hora de elegir asesor, nosotros te recomendamos que firmes con uno que se responsabilice de lo que hace. Que si comete un error, asuma la responsabilidad y haga frente a las posibles consecuencias, esto obviamente es más caro.
Además, antes de decidirte por uno u otro profesional, pregunta bien por todas las condiciones. A veces lo barato sale caro. Puede que un asesor te cobre poco al mes, pero después te cobre cada vez que mueve un papelito. Eso, cuando haces las cuentas, no compensa.
Pero esto son sólo un par de consejos útiles. Lo que queríamos venir a decirte en este punto es que no debes asustarte con los temas del papeleo. Tú sólo tienes que guardar todas las facturas de lo que gastos y conservar una copia de todas las facturas que emitas para tus clientes. ¡Los (buenos) asesores se encargan del resto! ¿No es genial? No tan genial como Chiquito de la Calzada, pero está bien.
7. Puedes trabajar en pijama escuchando a Camela
Puede parecer una ventaja tonta, pero no deja de ser una ventaja. Ya no tendrás que vestirte de domingo para ir a trabajar. La verdad es que te recomendamos que te vistas antes de sentarte y ponerte a la faena porque, aunque no lo parezca, una buena ducha y quitarse el pijama ayuda bastante a la hora de ser productivo.
Pero si un día no te apetece, te encuentras regular, hace un calor asfixiante, o el frío te está mantando (chiste malo)… Nadie te va a decir que te quites el pijama, que no se puede estar sin camiseta o que no viene a cuento esa manta de cuadros que te has puesto encima de las piernas.
Además, si te gusta oír la radio mientras trabajas, o ponerte la tele de fondo para acompañarte, incluso si lo que más te inspira es ponerte a ACDC a toda pastilla, nadie (al margen de tus vecinos) podrá quejarse.
Si trabajas para ti, a menos que vayas a reunirte con algún cliente, tienes la libertad de sacar los pies del tiesto y de los zapatos si te apetece, recogerte el pelo en un moño gitano y sentarte a trabajar más a gusto que un guarro en una charca.
8. Te hará feliz y te hará libre
¿Ya lo habrás notado, no? Cuando eres freelance, salvo a hacienda y a tus clientes, no tienes que darle cuentas a nadie. Puede que no puedas darte de baja, que prácticamente no tengas derecho a paro, que la pensión que te guarde el estado cuando llegue tu jubilación no te pague ni las pastillas de la tensión… Pero eres libre.
¡¡¡Freeeee!!!
No hay nada como levantarse cada mañana para hacer el trabajo que a ti te gusta. Tomar decisiones por ti mismo sobre cómo quieres hacer las cosas; tener la posibilidad de hacer los trabajos que quieres hacer por el precio que crees que debes hacerlos; administrar las horas del día como más te conviene; decidir si hoy no trabajas porque quieres hacer un curso que sabes que mejorará tus habilidades… Todas esas cosas sólo son posibles si eres freelance.
Así que deja de completar tu curriculum en infojobs, deja de buscar trabajos en los que te pagan 4 horas y trabajas 12, y deja de acostarte cada noche y levantarte cada mañana quejándote de tu trabajo. ¡Lánzate a la aventura de ser autónomo! Acepta la responsabilidad.
Se libre. Y, sobre todo, se feliz, o consciente, que es el principio de todo lo bueno.
Me interesa! pero uno de los factores de no atreverse a ser freelance, es como empesar. Cómo conseguir clientes «y no morir en el intento». Muchos de nosotros los diseñadores nos quedamos en esa parte. No conseguimos clientes y no sabemos cómo. Si, crear tu sitio web, con tu portafolio o buscar en redes sociales. Lo creas, nadie te visita.
Hola Andrés. Hay una máxima: «trabajo llama a trabajo». Tener miedo a empezar por pensar que no hay agua en el piscina es igual a no empezar. Nadie puede saber lo que va a pasar, ni garantizarte nada. Nosotros, desde nuestra experiencia (positiva), podemos asegurarte que todo esfuerzo tiene una recompensa. ¡Ánimo!